miércoles, 4 de abril de 2012

¿Hacemos un corto?

Durante el desarrollo de un taller de producción audiovisual  que realicé gratuitamente en una universidad local, propuse la creación de un cortometraje semanal, uno por clase. Años atrás había llegado a realizar hasta 8 cortometrajes, uno por cada semana y quería darles la misma experiencia a los alumnos de este taller.
Mientras realizábamos los planeamientos necesarios para el rodaje del momento, un alumno me pregunto: "Manuel, eso no es improvisación? los demás me observaron expectantes ante tal pregunta, esperando quizá un titubeo o alguna muestra de flaqueza por mi parte. ¿Recuerdas todo lo que hemos aprendido en las clases teóricas? pregunté mirando a todos; pues eso es lo que aplicaremos al realizar nuestro cortometraje. Sabemos las técnicas, los planos, secuencia, iluminación, ejes, etc. En ese aspecto no se puede improvisar aquí. Lo único que tenemos que crear en el momento es la historia.
Improvisar en la realización de un cortometraje, como en cualquier producción es muy común; un guión siempre se está cambiando sobre la marcha, se improvisan diálogos, vestuarios, escenografías, hasta herramientas de soporte audiovisual, pero no podemos improvisar los conocimientos, pues estos son la base que definirá la calidad de nuestro producto. De lo contrario nuestra película estaría lleno de errores de continuidad, planos innecesarios,  y un sinnúmero de saltos que, definitivamente, no hablarán bien de los responsables. El cine como arte está dispuesto a cambios y transgresiones, siempre y cuando estos puedan ser sustentados por los autores. En mi opinión, hasta en el cine experimental  existe una unidad ideológica, a pesar de la aparente incongruencia de imágenes, al final se transmite una sensación intencional lograda por el ritmo de las imágenes, y distintos códigos visuales involucrados. 
 
En la actualidad existe una carencia de la teoría cinematográfica en las aulas de nuestra localidad, y no me refiero al conocimiento que podría tener un cinéfilo como cultura general; sino al conocimiento teórico del cine, al estudio del lenguaje fílmico en sí, de manera que la transmisión de lo que deseamos expresar a través de nuestra película llegue sin dificultad alguna a los espectadores, los cuales se toman el tiempo de ver nuestro producto esperando una satisfacción que solo podemos proporcionar con la aplicación nuestros conocimientos del lenguaje fílmico, complementando ciertamente con la experiencia alcanzada en la práctica.
Por ejemplo, se me puede ocurrir un cuento en este momento, pero la forma en que la escriba definirá la calidad y el impacto que tendrá en los lectores. Quiero decir, que así como en la literatura, en el cine es importante el manejo del lenguaje fílmico, que al final dará el dinamismo y plasticidad a nuestra película.

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